martes, 18 de febrero de 2014

Grupo Escolar Francisco Giner: La obra de la República

Antonio Ortiz Mateos
Historiador

Al advenimiento de la República, Madrid contaba con 40.000 niños en la calle por falta de escuelas. El Ayuntamiento, dirigido por Pedro Rico, tenía que abrir escuelas rápidamente y en gran número. Donde tuvo solar y pudo construir, construyó. Donde tuvo solar y no pudo construir, plantó unos magníficos pabellones “Dockers”, procedentes de la Ciudad Universitaria. Y cuando no pudo construir, alquiló hotelitos, pisos, casas enteras, “instalando con todo decoro magníficas escuelas”. Dos años más tarde el balance resultaba ciertamente extraordinario, expresión del compromiso de la República con la infancia, la educación y la cultura, en contraste con “la incuria y el abandono consciente y criminal de la monarquía”: 18 grandes grupos escolares construidos, con 370 clases a las que asistían 18.500 niños.[1]
 
Después de varios años de reticencias entre las Administraciones central y local, finalmente ambas firmaron en 1922 un convenio para la edificación de seis Grupos escolares en Madrid, financiados a partes iguales por el Estado y el Municipio. Su proceso de construcción estuvo erizado de problemas, puesto que los Ayuntamientos primorriveristas de la capital fueron más proclives a instalar nuevas escuelas unitarias en casas de vecindad, según el sistema tradicional, que a diseñar planes globales de edificación de graduadas. Finalmente se inauguraron entre 1929 y 1930.[2]
 
Escuela Popular de Tetuán en la calle Azucenas. Actual sede PSOE. 1930
 
En 1930, a raíz del análisis efectuado por la Oficina de Información de la Ciudad en 1929 y la presión vecinal de los habitantes del extrarradio, la Junta Mixta constituida por el Estado y el Ayuntamiento de Madrid elaboró un primer plan de intervención, acometiendo los primeros proyectos con presupuesto exclusivamente municipal. Como interlocutores técnicos, la Junta contaba con Antonio Flórez Urdapilleta, director de la Oficina Técnica de Construcción de Escuelas por el Estado, y con Bernardo Giner de los Ríos, arquitecto jefe de la Sección de Construcciones Escolares del Ayuntamiento de Madrid. Con la proclamación de la República, en abril de 1931, se reorganizó la Junta, solicitando del Gobierno provisional la concesión de nueve millones de pesetas al Ministerio de Instrucción para la construcción de nuevos grupos escolares, dado que sólo disponía de un millón, mientras que el Ayuntamiento disponía de diez millones. El 7 de mayo de 1931, el gobierno concedía el dinero solicitado, redactando la Junta el Plan 1931, el cual incluía la construcción en Madrid de 18 nuevos Grupos Escolares “dotados de espacios para todo tipo de actividades higiénico-pedagógicas: piscinas, baños-duchas, salas para los servicios médicos y psicotécnicos, talleres de trabajos manuales, bibliotecas, comedores, patios de recreo y jardines, aulas para niños con problemas de aprendizaje y superdotados...”. [3]
 
Clases en el Asilo Paloma.
 
Una vez subastadas las obras del plan de 1931 comenzó la Junta a trazar el plan de 1932, ampliando sus objetivos, de acuerdo con la ley de 23 de agosto de 1932, a la reforma y adaptación de los Grupos ya existentes. Junto a la construcción de nuevos Grupos, el plan de 1932 supuso la reforma y ampliación de los Grupos Aguirre, Bosque, Peñalver, Joaquín Costa, Carmen Rojo, Concepción Arenal, Pardo Bazán, Luis Bello y las escuelas establecidas en las calles Ávila, 30, y Luis Cabrera.
 
 
La Junta inició asimismo la discusión del plan para 1933, proyectando la construcción de veintiún nuevos Grupos y la reforma y ampliación de otros trece, dando en esta ocasión un gran impulso a las escuelas maternales. Contaba para ello con un presupuesto de catorce millones de pesetas, aportadas al cincuenta por ciento por el Ayuntamiento y el Ministerio.
 
El 11 de febrero de 1933, aniversario de la primera República, se inauguraron los cinco primeros Grupos, con capacidad para 2.350 niños: Lope de Rueda, Tomás Bretón, Rosario de Acuña, Blasco Ibáñez y Pablo Iglesias. El 14 de abril siete Grupos, más el adjunto a la Escuela Normal de Maestros y Museo Pedagógico, con capacidad para 5.200 niños: Amador de los Ríos, Marcelo Usera, Joaquín Dicenta, Tirso de Molina, Claudio Moyano, Joaquín Sorolla y Francisco Giner. Y el 6 de noviembre los seis últimos: Emilio Castelar, Alfredo Calderón, Nicolás Salmerón, Leopoldo Alas, Miguel de Unamuno y 14 de Abril, más dos Grupos, Mariano de Cavia y Ortega Munilla, correspondientes al plan de 1932, con un total de 5.700 plazas escolares.
 
 
Las inauguraciones del 14 de abril, aniversario de la Segunda República comenzaron a las diez de la mañana, con la visita a la Escuela Normal de Maestras y Museo Pedagógico del presidente de la República, Alcalá Zamora, al que acompañaban los presidentes del Gobierno, Manuel Azaña, y de la Cámara, Julián Besteiro, así como los ministros de Instrucción pública, Fernando de los Ríos, Marina, José Giral, y Trabajo, Largo Caballero, y el alcalde de Madrid, Pedro Rico, entre otras personalidades. Tras recorrer sus instalaciones, la comitiva se trasladó al Grupo escolar Amador de los Ríos, donde fueron recibidos con grandes ovaciones y aclamaciones a la República. En el Grupo Marcelo Usera fueron recibidos a los acordes de un himno, interpretado por una rondalla de bandurrias y guitarras. En el Tirso de Molina se reprodujeron las ovaciones, recorriendo sus clases: en una de las galerías un grupo de niños entonó “La Internacional”. En el Grupo Joaquín Dicenta, recibieron a la comitiva los hijos del dramaturgo y numerosos vecinos que se habían vestido de fiesta y engalanado sus balcones para la ocasión; a las puertas del grupo, una rondalla y la banda de la Paloma dieron un concierto, ejecutando, entre otras obras, “La Marsellesa”. En el Joaquín Sorolla les esperaba una enorme multitud, sobre todo mujeres; cuando recorría las clases un grupo de madres de alumnos se dirigió al presidente de la República, exclamando: “Sólo la República ha dado escuelas a nuestros hijos; por eso la defenderemos siempre”. A las doce y media la comitiva llegó al Grupo escolar Giner de los Ríos, situado en la Dehesa de la Villa, muy cerca de donde vivía Largo Caballero. Una inmensa muchedumbre les esperaba, vitoreándoles a la entrada. En una de las clases se había situado un estrado, tomando asiento en el centro Alcalá Zamora, con Besteiro, Giral, Largo Caballero y Pedro Rico a su derecha, y Manuel Azaña y Fernando de los Ríos a su izquierda. Se encontraban presentes numerosos profesores, entre ellos la directora del Grupo escolar, señora Sánchez Arbós.[4]Terminado el acto oficial con breves y emocionadas palabras en las que se glosó el compromiso de la República con la infancia, el presidente y quienes le acompañaban fueron vitoreados de nuevo, así como el partido socialista y la UGT. A los niños de las escuelas inauguradas se les regaló unas cajitas de bombones y caramelos, con los colores de la bandera nacional y una viñeta: “Segundo aniversario de la República española. Obsequio del Gobierno y del Ayuntamiento a los niños de las escuelas nacionales”.[5]
 
 
Según nota hecha pública por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, el Grupo escolar Giner de los Ríos, instalado en la calle Francos Rodríguez c/v Pirineos, contaba con 12 secciones, seis de niños y 6 de niñas, con capacidad para 600 escolares. La superficie del solar era de 5.452 metros cuadrados, y la del campo de juego, incluidas las terrazas, de 4.108,15 metros cuadrados. Contaba con 17 duchas individuales y una colectiva con capacidad para 50 plazas. Disponía asimismo el centro de una piscina, con salas de vestuario.[6]  Tenía además un comedor para 50 niños y una instalación completa para la inspección médico escolar. Las obras, bajo la dirección de Antonio Flóres Urdapilleta, dieron comienzo el 1 de diciembre de 1931, con un coste total de 890.491,56 pesetas. El edificio sufrió unas agresivas ampliaciones en los años setenta y otra posterior de 1984, mucho más armónica y respetuosa, para hacer un comedor sobre lo que fue piscina al aire libre.[7]
 
 
Una vez construido, su directora, María Sánchez Arbós, una maestra aragonesa ligada al Instituto-Escuela, se enfrentó al reto de poner en marcha un gran Grupo escolar: el problema que representaba que el profesorado fuera interino, la falta de autonomía en la organización y funcionamiento del centro, la falta de previsión, los meses que se perdían en la aplicación de soluciones provisionales, etc. Convencida de que la escuela daría sus mejores resultados cuando además de ser de los niños fuera de los padres, les animó para que constituyeran una asociación de padres que colaborase en la escuela y ayudase a resolver los muchos problemas que el Grupo Escolar planteaba. “María Sánchez Arbós sostenía que era preciso crear una escuela nueva, alegre y risueña donde los niños disfrutasen, donde tuvieran más comodidades que en su casa, y donde hubiera maestros satisfechos de serlo, amigos de los niños, fervientes amadores de la escuela”. El 8 de noviembre de 1936 cayó una bomba en uno de los torreones de la escuela. Niños y maestros abandonaron el edificio que fue ocupado por la columna Durruti, llegada de Aragón para defender Madrid. Para tranquilizarla le ofrecieron un salvoconducto que le permitiría visitar la escuela cuando ella quisiera. Cuando regresó a las pocas semanas comprobó que el oficial no había podido cumplir su palabra y entonces, ante la contemplación de la escuela, María Sánchez Arbós describe con precisión el fin de la utopía: “Yo me llevo ahora mi diario, el retrato de don Francisco, y las llaves de la escuela. ¡Triste recuerdo totalmente ilusorio porque las puertas han desaparecido! ¡Con qué desesperación abandono estas ruinas!”.[8] 




[1] El Socialista, 14 de abril de 1933
[2] Antecedente más directo de la escuela primaria actual, la escuela graduada suponía la transformación de los espacios escolares, pues implicaba la construcción de edificios con diversas aulas en las que los niños pudieran agruparse según edades y niveles de conocimiento, con varios maestros y un Director, con patios de recreo y salas para comedor, biblioteca, trabajos manuales, gimnasio y todo tipo de actividades culturales y educativas
[3] POZO, María del Mar del: Desde las escuelas para pobres hasta la ciudad educadora: la enseñanza primaria pública en Madrid (1850-1939)”. En PINTO CRESPO, Virgilio, dir.: Madrid. Atlas histórico de la ciudad. 1850-1939. Barcelona, Lunwers Editores-Fundación Caja de Madrid, 2001, pp. 326-341.
 pp. 334-335
[4] El Socialista, 15 de abril de 1933
[5] El Sol, 14 de abril de 1933.
[6] La Libertad, 14 de abril de 1933.
[7] BERLINCHES, Amparo, dir.: Arquitectura de Madrid. Madrid, Fundación COAM, 2003.
[8] JUAN BORROY, Víctor M.: “María Sánchez Arbós. Una maestra aragonesa en la edad de oro de la pedagogía”. En Rolde. Revista de Cultura Aragonesa, Nº 89, octubre-noviembre 1999, pp. 12-21

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