jueves, 11 de diciembre de 2014

Una oportunidad perdida (o la desidia municipal)

Francisco López Groh
 
Jueves, 11 de diciembre de 2014
 
Como seguramente saben los vecinos, la plaza  de la Calle Tenerife está siendo objeto en la actualidad de obras de reparación. Ya en Octubre de 2011, es decir hace ya algo más de tres años, se llamaba la atención en un artículo publicado en Aquí Tetuán sobre el estado de ruina del muro que separaba la plaza de la calle de San Raimundo.
 
Al margen de su estado físico de ruina, este muro aislaba, en términos visuales y de accesibilidad, el ámbito de la plaza de la calle San Raimundo, comprimiendo además a los peatones que transitaban esta acera de escasa sección contra el citado muro.
 
1 Estado del muro original en la calle San Raimundo
 
Pues bien, como resultado de las obras de reparación/sustitución, el muro de ladrillo
existente fue derribado, cambiando la fisonomía de este espacio que gracias a este derribo integró la plaza con la citada calle (ver fotos).
 
La oportunidad era notable una vez derribado el muro. Una simple ladera, quizás sostenida por un muro bajo, permitiría visualizar toda la plaza integrándola en ambas calles y facilitaría incluso con una sencilla intervención abrir un acceso en forma de escalinata desde esta calle.
 
 2  La Plaza desde la calle San Raimundo una vez eliminado el muro original
 
3 Otra vista de las posibilidades de integración de la Plaza
 
Pues bien, la oportunidad se ha perdido. El viejo muro va a ser sustituido por uno de hormigón, encerrando y aislando de nuevo la plaza y recreando la absurda barrera física en la calle san Raimundo.
 
Hay algo más. Esta plaza, que como tantas de Tetuán estaba bastante degradada (además de ruinosa), se somete a una reforma sin que los vecinos próximos (estos espacios suelen tener un ámbito de influencia en torno a los 500-800 m) se hayan enterado de lo que el ayuntamiento se proponía hacer y sin la más mínima referencia in situ a las obras a realizar. Comparado con el coste de este del muro de hormigón (por poner un ejemplo) no creo que hubiera sido excesivo “ex-ante·” colocar en la plaza un par de planos describiendo la propuesta, abriendo un pequeño proceso de discusión y participación. Y por cierto, lo que nos hubiéramos ahorrado (ya que es un gasto colectivo) se hubiera podido emplear en otras actuaciones de la propia plaza, en forma de mobiliario urbano u otras alternativas.
 
Ahora ya no tiene remedio.
 
Y por cierto, mientras esto ocurría ¿Dónde estaba “Paisaje Tetuán”? Quizás esta obra no era suficientemente etérea o virtual para llamar la atención del citado proyecto, pero lo que es indudable es que su efecto sobre el Paisaje urbano de Tetuán es muy superior (y duradero).

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