Ciertamente las obras pueden llegar a suponer una molestia para las personas que recorren a pie la ciudad, pero el caso de Tetuán empieza a pasar de castaño oscuro con motivo del derrumbe de un edificio en Bravo Murillo, las actuaciones que el Canal ejecuta en calles como Bravo Murillo o Capitán Blanco Argibay, y las obras del Paseo de la Dirección.
Si a ello unimos la escasa calidad del espacio público, con aceras de menos de una cuarta o escalonadas, y su ocupación por terrazas y veladores, cuando no por todo tipo de artilugios rodantes (bicis, motos, patinetes...) el andar por Tetuánse hace cada día más difícil y peligroso. ¡Y si no que se lo digan a Calleja!
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