Julián Grimau García nació
en Madrid el 18 de febrero de 1911. Hijo de Enrique Grimau de Mauro, inspector
de policía y dramaturgo, y de María García Ruiz. Su abuelo paterno, Julián
Grimau de Urssa, fue un conocido médico y alcalde del pueblo de Cantalejo
(Segovia). Casado con Ángeles Martínez. A los catorce años dejó los estudios
para colaborar económicamente con la familia. Trabajó primero en la Editorial
Espasa Calpe y más tarde en Ibero-Americana de Publicaciones, siendo nombrado
subgerente de la librería Fe que esta empresa tenía en La Coruña. Allí
permaneció dos años, afiliándose a la O.R.G.A., organización nacionalista
gallega dirigida por Casares Quiroga. En 1934 regresó a Madrid y entró en el Partido Republicano
Federal, al que estaba afiliado su padre como hombre de confianza de Martínez
Barrios. Al estallar la guerra del 36 participa en el asalto al Cuartel de la
Montaña y en los combates de la sierra. En agosto de 1936 ingresa en el Cuerpo
General de Policía, quedando adscrito a la Brigada de Investigación Criminal.
En octubre de 1936 se afilia al Partido Comunista de España (PCE). Empezó a
trabajar en la Brigada Criminal de la policía de Madrid, pasando posteriormente
a la Brigada de Investigación Criminal en Barcelona. Con la caída del frente de
Cataluña, a comienzos de 1939, pasó a Francia, siendo internado en un campo de
concentración. Gracias al Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles
(SERE), organizado por Juan Negrín, en noviembre de 1939 salió de allí para
embarcarse en Burdeos en el "Lasalle" con destino a la República
Dominicana, junto a un millar más de refugiados “acogidos” por el dictador
Leónidas Trujillo, quien además de utilizarlos para “blanquear la raza”, puso una
cuota de trescientos a seiscientos dólares por cabeza. Durante el tiempo que
estuvo en este país, trabajó en un comercio de tejidos, trasladándose a Cuba en
septiembre de 1940 gracias a la ayuda financiera de los comités en favor de la
República Española existentes en Estados Unidos. En este tiempo desarrolla
diversos trabajos para el PCE, colaborando estrechamente con dirigentes como
Vicente Uribe o Pedro Checa en las tareas “cara a España”, razón por la cual
pasó a la clandestinidad. En 1947, finalizada la guerra en Europa, regresó a
Francia llamado por Santiago Carrillo. Tras pasar una breve temporada en
Toulouse, se trasladó a París con la Dirección del PCE y se convirtió en el
responsable del Servicio de Pasos, a las órdenes directas de Carrillo,
sustituyendo en esta labor a Fernando Claudín, enviado a la URSS. Fue uno de
los asistentes a la reunión celebrada a mediados de 1951 en París con Adelino
Pérez “Teo”, responsable político de la Agrupación Guerrillera de Levante y
Aragón, en la que se decidió que era necesario evacuar a la guerrilla. En 1954,
durante el congreso del PCE celebrado en Praga, fue elegido miembro de su
comité central.
A partir de 1959 se haría cargo de la dirección del partido “en el interior”, residiendo clandestinamente en España a lo largo de varios periodos. Su actividad le hizo ser una de las personas más buscadas por la policía española. El 7 de noviembre de 1962, fue detenido en el autobús que unía las plazas de Roma (actual de Manuel Becerra) y Cuatro caminos, cuando regresaba de una cita con un camarada llamado Francisco Lara. Fue acusado de un delito continuado de rebelión militar y alteración del orden público. Según el expediente, del que se hizo eco el diario ABC de 20 de abril de 1963, había sido jefe de una checa situada en el número 1 de la Plaza de Berenguer el Grande, de Barcelona, donde se había procedido a la detención y tortura de diversas personas. Tras varios días de interrogatorios y palizas, su cuerpo fue arrojado desde una ventana del primer piso de la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol al callejón de San Ricardo, ingresando el 13 de noviembre en el Hospital Penitenciario de Yeserías, en Madrid. Hasta el día 29 de noviembre no dejaron al abogado nombrado por la familia, Amandino Rodríguez, visitar a Grimau en el Hospital. El 19 de enero de 1963 fue dado de alta y trasladado a la Prisión Provincial de Hombres, en Carabanchel. En el extranjero se desata una intensa campaña de solidaridad con el acusado, con manifestaciones multitudinarias en varias capitales europeas y latinoamericanas.
Más de 800.000 telegramas llegaron a Madrid pidiendo clemencia, entre ellos los del papa Juan XXIII, J.F. Kennedy, Willy Brandt, Harold Wilson, Aldo Moro, Jean Paul Sartre y Nikita Jruschov. El 18 de abril de 1963, en los juzgados militares de la calle del Reloj de Madrid, se abre el Consejo de Guerra contra Julián Grimau, presidido por el coronel de Caballería Valentín Bulnes Alonso. Actúan como vocales los capitanes Francisco Bravo Serrano, José Domínguez González y Luis Valín Gómez. El vocal ponente es el comandante Manuel Fernández Martín, estando representada la fiscalía por Enrique Amado, cuñado de José Solís, secretario general del movimiento. Dado que el reglamento establecía que el abogado debía ser un militar, el de Grimau (Amandino Rodríguez) es sustituido por el capitán Alejandro Rebollo Álvarez-Amandi. Condenado a muerte en un juicio sumarísimo, en el Consejo de Ministros que debía ratificar la condena, ninguno de los asistentes votó a favor de la concesión del indulto, a pesar de estar ya preparado el proyecto de Ley que creaba el Tribunal de Orden Público (TOP), que excluía de la jurisdicción militar los asuntos relacionados con la disidencia política. Tras pasar la noche en el cuartel de Campamento junto al capitán Rebollo, Grimau escribe una carta para su esposa. Hacia las 6 de la madrugada del 20 de abril de 1963 es trasladado al cuartel. Esposado frente al paredón, Grimau se niega a que le venden los ojos, siendo fusilado por un pelotón formado por soldados de reemplazo. Estos yerran el tiro y Grimau sólo cae herido, siendo rematado por el teniente con dos tiros de gracia. Fue enterrado en el cementerio civil de Madrid.
A partir de 1959 se haría cargo de la dirección del partido “en el interior”, residiendo clandestinamente en España a lo largo de varios periodos. Su actividad le hizo ser una de las personas más buscadas por la policía española. El 7 de noviembre de 1962, fue detenido en el autobús que unía las plazas de Roma (actual de Manuel Becerra) y Cuatro caminos, cuando regresaba de una cita con un camarada llamado Francisco Lara. Fue acusado de un delito continuado de rebelión militar y alteración del orden público. Según el expediente, del que se hizo eco el diario ABC de 20 de abril de 1963, había sido jefe de una checa situada en el número 1 de la Plaza de Berenguer el Grande, de Barcelona, donde se había procedido a la detención y tortura de diversas personas. Tras varios días de interrogatorios y palizas, su cuerpo fue arrojado desde una ventana del primer piso de la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol al callejón de San Ricardo, ingresando el 13 de noviembre en el Hospital Penitenciario de Yeserías, en Madrid. Hasta el día 29 de noviembre no dejaron al abogado nombrado por la familia, Amandino Rodríguez, visitar a Grimau en el Hospital. El 19 de enero de 1963 fue dado de alta y trasladado a la Prisión Provincial de Hombres, en Carabanchel. En el extranjero se desata una intensa campaña de solidaridad con el acusado, con manifestaciones multitudinarias en varias capitales europeas y latinoamericanas.
Más de 800.000 telegramas llegaron a Madrid pidiendo clemencia, entre ellos los del papa Juan XXIII, J.F. Kennedy, Willy Brandt, Harold Wilson, Aldo Moro, Jean Paul Sartre y Nikita Jruschov. El 18 de abril de 1963, en los juzgados militares de la calle del Reloj de Madrid, se abre el Consejo de Guerra contra Julián Grimau, presidido por el coronel de Caballería Valentín Bulnes Alonso. Actúan como vocales los capitanes Francisco Bravo Serrano, José Domínguez González y Luis Valín Gómez. El vocal ponente es el comandante Manuel Fernández Martín, estando representada la fiscalía por Enrique Amado, cuñado de José Solís, secretario general del movimiento. Dado que el reglamento establecía que el abogado debía ser un militar, el de Grimau (Amandino Rodríguez) es sustituido por el capitán Alejandro Rebollo Álvarez-Amandi. Condenado a muerte en un juicio sumarísimo, en el Consejo de Ministros que debía ratificar la condena, ninguno de los asistentes votó a favor de la concesión del indulto, a pesar de estar ya preparado el proyecto de Ley que creaba el Tribunal de Orden Público (TOP), que excluía de la jurisdicción militar los asuntos relacionados con la disidencia política. Tras pasar la noche en el cuartel de Campamento junto al capitán Rebollo, Grimau escribe una carta para su esposa. Hacia las 6 de la madrugada del 20 de abril de 1963 es trasladado al cuartel. Esposado frente al paredón, Grimau se niega a que le venden los ojos, siendo fusilado por un pelotón formado por soldados de reemplazo. Estos yerran el tiro y Grimau sólo cae herido, siendo rematado por el teniente con dos tiros de gracia. Fue enterrado en el cementerio civil de Madrid.
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