José Vitini Flores "Ernesto" nació en Gijón (Asturias)
el 16 de junio de 1912. Estuvo en un colegio de primera enseñanza hasta los 14
años en que comenzó a trabajar en Madrid como pintor. Militante del Partido Comunista de España (PCE), se casó en 1932,
"siendo mi compañera de origen proletario y del Partido". Ingresó en
la UGT en 1931, sección pintores decoradores de Madrid. En octubre de 1933 se
incorporó al servicio militar en San Sebastián, siendo perseguido como elemento
izquierdista. Con motivo de la revolución de Octubre fue recluido en una
prisión militar hasta dos días antes de su licenciamiento en noviembre de 1934,
al negarse a conducir los tranvías. Ingresó en el PCE en diciembre de 1934.
Ingresó en el Cuerpo de Asalto en abril de 1935, ocupando el puesto de
secretario de organización de la célula del PCE en la 31 Compañía. Durante la
guerra civil ocupó los cargos de jefe de pelotón, sección y compañía en el Ejército
del Centro. Asimismo estuvo en la escuela militar de Benicasin (Valencia). En
1938 pasó agregado al Ejército del Este donde fue jefe de Batallón y Brigada,
pasando más tarde a hacerse cargo de la jefatura del SIEP en la 133ª Brigada
Mixta. Permanecerá en este puesto hasta el 8 de octubre de 1938 en que se
reincorporó al Cuerpo de Asalto. En él permanecerá hasta su entrada en Francia
con la 16 Compañía de Asalto el 12 de febrero de 1939, siendo recluido en el
Campo de Argeles. En abril de 1939 fue trasladado al campo de Septfonds. En
julio de 1939 pudo salir del campo, uniéndose a sus familiares en Montauban.
Hasta marzo de 1942 en que se incorporó a una empresa maderera trabajará en la
industria francesa. En junio de 1942 ingresó en un grupo de guerrilleros por
conducto del PCE. En junio de 1943 fue cogido en una razzia y conducido a
Burdeos donde permaneció hasta conseguir el certificado de nacionalidad, el
cual le valió para franquear la línea de demarcación y volver al punto de
partida en julio del 43, tomando de nuevo contacto con los guerrilleros. De
acuerdo con la Dirección del PCE, y ante el peligro de una nueva razzia, se
incorporó en diciembre de 1943 al maquis del Lot, pasando un mes más tarde a
organizar un maquis en el T. y Garonne donde se hizo cargo de un grupo. En este
permanecerá hasta febrero en que por orden del partido pasará a organizar un
grupo en un chantier, siempre en el mismo departamento. Jefe de la 4ª División
de Guerrilleros Españoles en Francia, entre mayo y agosto de 1944. Sustituyó a
Miguel Ángel Sanz, tras su nombramiento como jefe de Estado Mayor de la
Agrupación de Guerrilleros Españoles, al mando de Luis Fernández. La 4ª
División abarcaba los departamentos de Tarn, Aveyron y Hérault. Domínguez
González era el jefe de Estado Mayor y Antonio Fuertes Vidosa, comisario
político. Tras la unificación de todas las fuerzas de la Resistencia, la
Agrupación de Guerrilleros Españoles pasó a formar parte de las FFI, con
personalidad propia. En la región de Montpellier, fue designado jefe de la R-3
el general Carrel. A partir de aquel momento, las unidades españolas
implantadas en la región aceptaron su mando, a través de José Vitini. Con la 4ª
División fue quien liberó Albi y Rodez En la lucha por la liberación de
Francia, Vitini alcanzó el grado de Teniente Coronel de las FFI. Completada la
liberación del Mediodía francés, se llevó a cabo una reestructuración de las
unidades guerrilleras españolas pertenecientes a las FFI, pasando José Vitini a
dirigir la 102ª División. A finales de 1944, tras un curso de “instrucción
política” en la Escuela de Toulouse (una casa de campo de Tornefolles, cercana
a Toulouse) Vitini cruzó la frontera por el País Vasco, llegando a Madrid el 15
de enero de 1945 vía Zaragoza. A principios de febrero es presentado por
Hilario Pérez a los jefes de los diferentes grupos guerrilleros. La
organización de apoyo estaba formada por “El Americano”, Juan Casín, Rufina
Murillo, Mercedes Gómez “Merche”, Dionisio Magdaleno Serrano, Mariano Ruiz
Antón, Fernando Rodríguez Martín, María Ruiz Antón, “Anselmo” y “Víctor”. Los
primeros objetivos de la Agrupación Guerrillera de Madrid “Cazadores de Ciudad”
fueron los edificios y las personas de mayor significación fascista, e incluso
nazi. Faltaban muy pocos meses para que concluyese la guerra mundial y había
una gran esperanza por parte del pueblo español de que la caída de Hitler y
Mussolini arrastrase a Franco. Mientras tanto, la organización de propaganda
había conseguido instalar una imprenta en un subterráneo construido en el pozo
existente en el patio de la casa de Juan Casín, policía municipal madrileño, en
Carabanchel (Madrid). Había también en Madrid otras imprentas más pequeñas, una
de ellas en la calle Fernán González. El 15 de febrero el grupo de Dalmacio
Esteban colocó una bomba en la Delegación de Prensa de la calle Montesquinza,
causando sólo daños materiales y una gran alarma e inquietud. El 25 de febrero
de 1945 los grupos 1, dirigido por Félix Plaza, y 3, con José Carmona al frente
llevan a cabo el asalto a la subdelegación de Falange en Cuatro Caminos con el
objetivo de conseguir armas; mueren como consecuencia del mismo el falangista
Martín Mora y el conserje David Lara. En la acción colaboró de forma decisiva
Mercedes Gómez Otero “Merche”, proporcionando a Vitini los informes necesarios
para el asalto y recogiendo las pistolas utilizadas una vez realizado. Tras el
atentado, tanto la policía como los servicios especiales del Ejército y de la
Guardia Civil se volcaron sobre la Agrupación Guerrillera intentando destruirla.
Al día siguiente del atentado una multitudinaria manifestación despide a los
dos falangistas. Coincidiendo con ella, el mismo día 26, Franco mandó fusilar a
dieciséis comunistas condenados a muerte por los tribunales militares y que
permanecían en las cárceles desde el final de la guerra. A
pesar de esta presión, la policía tardó casi dos meses en localizar a Vitini,
después de que los guerrilleros realizarán más de una acción semanal en este
tiempo. La siguiente acción guerrillera fue la colocación de una bomba en el
diario Informaciones, que se distinguía por su línea germanófila. Días más
tarde el grupo de Dalmacio atracó unos almacenes de madera en la calle General
Ricardos. En la primavera de 1945 regaron con octavillas republicanas la Gran Vía
madrileña, arrojándolas desde lo alto de uno de sus hoteles, a la salida de los
cines. El efecto fue total, organizándose manifestaciones falangistas para
"responder" a la provocación. La última acción fue el atraco a la
sucursal del Banco Español de Crédito en el número 29 de la calle Velázquez,
realizada el 2 de abril. Dos de los guerrilleros fueron acorralados por la
policía, resultando uno muerto y el otro detenido por un ex luchador de lucha
libre que había sido obligado por el guerrillero herido a llevarle en su coche
y que, en un descuido de éste, le redujo y entregó a la policía. En el diario
Informaciones del 25 de abril de 1945 se recoge la crónica policíaca del
desarrollo de las investigaciones hasta la detención de los guerrilleros:
"Desde el primer momento se pensó que en este crimen la instigación había
provenido de elementos pertenecientes al Partido Comunista, que
clandestinamente venía dando señales de vida y había dado lugar a numerosos
servicios de anticomunismo en distintas provincias; se intensificó esta acción
y fueron detenidos numerosos y destacados miembros del partido con interesante
documentación. Como consecuencia de estas gestiones, se vino en conocimiento de
que un guardia de la Policía Urbana pertenecía a dicho partido, con personalidad
destacada en el mismo, y aunque se ignoraba su nombre y demás circunstancias,
se llegó por eliminaciones sucesivas a sospechar del llamado Juan Casín Alonso,
y sometido a discreta y difícil vigilancia, se adquirió la convicción de ser él
el que se buscaba, efectuándose un registro en su domicilio, calle de Cervantes
en Carabanchel Bajo, donde fueron encontradas armas e interesante
documentación; pero no satisfechos los agentes actuantes, continuaron las
pesquisas en la corraliza de la vivienda, descubriendo entre las ruinas de una
destruida casucha un montón de madera, materiales de derribo y escombros que,
separados, se vio ocultaban el brocal de un pozo, que el guardia Casín afirmó
que, por estar seco, no se utilizaba para ningún uso. No obstante ello, los
agentes decidieron servirse de una cuerda y bajar al fondo, descubriendo que en
él desembocaba una artajea angosta, y llevados de su celo, acordaron que el
menos voluminoso se deslizara por ella, como así lo efectuó con grandes
dificultades, recibiendo el premio de sus afanes al descubrir que conducía a
una habitación revestida de cemento con instalación de luz eléctrica y en la
que había una máquina minerva, una multicopista, una estantería con tipos de
imprenta y unos millares de ejemplares de Mundo Obrero y hojas de propaganda.
Se había descubierto la imprenta clandestina de la llamada Delegación Central
del Partido Comunista de España. El detenido Juan Casín negó obstinadamente
saber nada que se relacionara con aquel hallazgo, y tampoco se obtuvo resultado
positivo del interrogatorio que se sometió a su mujer, Rufina Murillo del
Pueyo, y en vista de ello, vuelto a cubrir el pozo en la forma en que se
encontró, se montó un servicio en confiada espera de que alguien acudiría a
trabajar en aquella imprenta, y en efecto, de madrugada fue detenido Domingo
Martínez Malmierca, individuo que huyó a Francia al final de nuestra guerra de
liberación, regresando a España cuando la fracasada aventura de los
guerrilleros. Hábilmente interrogado, confesó haber sido uno de los componentes
del grupo que asaltó el local de Cuatro Caminos, pero asegurando que él no
efectuó ningún disparo, acusando de ello a otro individuo, del que sólo sabía
se llamaba Félix y del cual, en sucesivos interrogatorios, no pudo dar más
datos que el de que a ambos les había hecho una fotografía un operador
callejero. Como este dato era interesante, pues, obtenida la fotografía de
Félix, se facilitaría grandemente la identificación, se hizo comparecer a todos
los fotógrafos que la policía tenía registrados para trabajar en aquella zona
para que mostraran los clichés obtenidos en aquella época, y después de
minucioso trabajo de selección se dio con el negativo correspondiente, que una
vez positivado permitió la identificación de Félix, viniéndose en conocimiento
de que se trataba de Félix Plaza Posada, montándose entonces servicio por
agentes disfrazados en los lugares que éste pudiera frecuentar, consiguiéndose
así su detención, e interrogado convenientemente acabó por confesarse autor material
de la muerte del conserje. La técnica de los interrogatorios que se sucedían
día y noche tenazmente con inmediata comprobación o refutación de indicios y
coartadas y la inteligente y entusiasta labor de aportación de datos
procedentes de diversas investigaciones y vigilancias permitió la detención de
José Carmona Valdeolivas (“El Fantasma”), autor material del asesinato
del secretario de la subdelegación, descubriéndose también que anteriormente
había tomado parte en un atraco a mano armada perpetrado en un almacén de
maderas de la calle del General Ricardos, efectuándose asimismo la de Luis del
Álamo García y Tomás Jiménez Pérez, que completaron el grupo de asaltantes,
siendo este último el que arrancó el teléfono del local en evitación de que por
nadie pudiera pedirse auxilio al exterior; y, por último, se detuvo a otros
elementos, cuyo papel fue más secundario, encubridores de los anteriores, como
Dionisio Magdaleno Serrano, Mariano Ruiz Antón y Fernando Rodríguez Martín,
culminando el servicio con la captura del jefe de la organización, José Vitini
Flores, autor por inducción de este hecho y de los demás delictivos cometidos
por la banda de guerrilleros en la capital de España". Según la narración que de los hechos realiza
Andrés Trapiello, el 20 de marzo comenzaron las detenciones: Juan Casín, Rufina
Murillas y Domingo Martínez fueron los primeros. El 24 de marzo son detenidos
Dionisio Magdaleno, Fernando Rodríguez y Mariano Ruiz; el día 27 cae Petra
López; a los pocos días Félix Plaza; el 10 de abril José Carmona y el 11, José
Vitini, Luis del Álamo, Tomás Jiménez, Dalmacio Esteban, Pantaleón Fernández,
Isabel Alvarado y Francisco Zoroa. La detención de Vitini supuso la medalla de
oro policial al director general de Seguridad, teniente coronel Francisco
Rodríguez Martínez. Las últimas detenciones se realizan el 24 de abril,
Magdalena Gómez, y el 27 de mayo, Mercedes Gómez “Merche”, que lo será en
Constantina, Sevilla. El 20 de abril el fiscal militar presenta sus
conclusiones, nombrándose un abogado de oficio para los implicados en el asalto
a la subdelegación y a los responsables de la imprenta clandestina. El 21 de
abril se anuncia en el Boletín de la Capitanía General de la Primera Región
Militar consejo de guerra "contra Vitini y diez más", y se publica la
composición del tribunal para la causa que hace el número 129.185. El 23 de
abril tiene lugar la vista del consejo de guerra y se conoce el fallo de la
sentencia: de los once juzgados, siete son condenados a muerte (José Vitini
Flórez “Ernesto”, Félix Plaza Posadas “El Francés”, Domingo Martínez Malmierca,
José Carmona Valdeolivas “Fantasma”, Luis del Álamo García y Tomás Jiménez
Pérez "como autores de dos delitos de asesinato, equiparados al de
Rebelión Militar en cuanto a su penalidad" y Juan Casín Alonso "como
autor de un delito de propagación de noticias falsas y tendenciosas y
conspiración para causar transtornos de orden público interior, equiparado al
de Rebelión Militar") y tres condenas a doce años (Dionisio Magdaleno
Serrano "como autor de un delito de participación en reuniones, con el fin
de causar trastornos de orden público interior", Fernando Rodríguez Martín
y Mariano Ruiz Antón "como autores de un delito de Auxilio a la pasada
Rebelión Militar"). Rufina Murillas, la mujer de Juan Casín, es declarada
inocente. A los reos se los llevaron a Carabanchel y a Rufina a la cárcel de
mujeres de Ventas. La prensa francesa publicó la noticia de que Franco
pretendía fusilar a "Vitini y seis patriotas más". Se recordó su
pasado reciente como liberador de Francia y se movilizó a toda clase de
personajes. Enviaron telegramas el general De Gaulle, el cardenal Gerlier y
monseñor Salièges, y un gran número de intelectuales, encabezados por Jean
Cassou, pusieron su firma en manifiestos exigiendo la inmediata suspensión de
la condena. Todo fue inútil. El 28 de abril, Vitini y el resto de condenados a
muerte fueron fusilados al alba en el acuartelamiento de Campamento y llevados
a continuación al cementerio de Carabanchel, donde fueron arrojados en una fosa
común (Zona M, Fila 1ª, nº 8). Cuando años después exhumaron los restos para
darles una sepultura digna, los familiares tendrían que reconocerles por las
ropas o deducciones vagamente aproximativas. En la actualidad, José Vitini se
encuentra enterrado en el nicho 11 del Cementerio Sur de Carabanchel, junto a
los de sus camaradas Juan Casín Alonso, Luis del Álamo García, José Carmona
Valdeoliva, Tomás Jiménez Pérez y Félix Plaza Posada. Los demás implicados en
el asalto a la subdelegación de Falange o en la Agrupación Guerrillera de
Madrid son juzgados y condenados el 31 de julio: Dalmacio Esteban “Vicente”,
Pantaleón Fernández, Mercedes Gómez “Merche” e Hilario Pérez son condenados a
muerte, siéndoles conmutada a los dos últimos por treinta años de cárcel, de
los que cumplieron diecinueve; Magdalena Gómez, a treinta años de reclusión
mayor, de los que cumplió dieciséis; Francisco Cerezo e Isabel Alvarado, a doce
años de reclusión menor, de los que cumplió seis; Petra López, a seis años de
prisión menor, de los que cumplió tres; y Cristina Álvarez Mazagatos es
absuelta.
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