jueves, 30 de mayo de 2019

Feria del Libro de Madrid 2019: La República Dominicana, país invitado



HAY UN PAÍS EN EL MUNDO

Pedro Mir

Hay
un país en el mundo
                                                            colocado
en el mismo trayecto del sol,
oriundo de la noche.
                                                            Colocado
en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol.
                                                  Sencillamente
liviano,
como un ala de murciélago
apoyado en la brisa.
                                                  Sencillamente
claro,
como el rastro del beso en las solteras
antiguas
o el día en los tejados.
Sencillamente
frutal, fluvial. Y material. Y sin embargo
sencillamente tórrido y pateado
como una adolescente en las caderas.
Sencillamente triste y oprimido.
Sinceramente agreste y despoblado.
[...]




República Dominicana, país invitado de honor de la 78ª Feria del Libro de Madrid, participa en este importante evento editorial con el entusiasmo y la alegría propios de los caribeños, y en especial de los antillanos, cuya cultura es un crisol de creatividad como nuestra propia sangre mulata, mezcla de razas, de historias comunes, de costumbres, tradiciones, sueños y esperanzas.



Enclavado en el mismo trayecto del sol, como cantara nuestro poeta nacional, Pedro Mir, somos un país de 48.000 km², cuyo 175º aniversario como nación independiente se celebra justamente en el 2019. Por lo tanto, esta dedicatoria es una oportunidad excepcional para poner en valor los atributos de nuestra cultura, con énfasis en una literatura rica en poetas y narradores que deseamos mostrar en toda su amplia gama creadora, con sus distintos matices en el ejercicio de la escritura y del arte.

Alrededor de cien actividades han sido contempladas para ser presentadas en el recinto del Parque del Retiro -así como en otros escenarios de Madrid-, encabezadas por una selecta delegación de escritores, residentes en la isla o establecidos en Estados Unidos y Europa. Enfatizaremos nuestra presencia en la trayectoria de tres figuras estelares de nuestra literatura: Pedro Henríquez Ureña, Juan Bosch y Marcio Veloz Maggiolo, este último nuestro principal escritor vivo.


l programa incluirá conferencias, tertulias, presentaciones de libros, la riqueza de nuestra literatura infantil, música dominicana –en especial, el merengue, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por UNESCO, y la bachata, ritmo y danza que suena hoy por todo el mundo-; exposiciones y un ciclo de cine que ejemplariza una industria que ha experimentado un despuntar vertiginoso en la última década.

Buscaremos, durante esta edición de la Feria del Libro de Madrid, dar a conocer la pujanza de nuestra literatura, así como celebrar la pertenencia de República Dominicana al mundo cultural hispánico, el orgullo de formar parte de la comunidad lingüística del español y de una historia en la que destaca su privilegiada posición como primer asentamiento europeo y sede del primer gobierno español en el Nuevo Mundo y, como tal, lugar de primacías históricas. Enfatizaremos, así, la herencia española en nuestra cultura, abonada por las diferentes inmigraciones de españoles al país y la presencia, desde hace decenios, de una importante comunidad dominicana en España.

[Información facilitada por la Embajada de República Dominicana ante el Reino de España].



Pedro Henríquez Ureña

Pedro Henríquez Ureña, nació el 29 de Junio de 1884 en Santo Domingo, República Dominicana y falleció el 11 de Mayo de 1946 en Buenos Aires, Argentina. Fue un importante filólogo, escritor, ensayista, crítico literario y periodista de la época.

Es reconocido como unos de los ilustrados más importantes de América latina del siglo XX y por ello recibió numerosas distinciones, siendo nombrado y recordado por personajes famosos de su mismo tiempo.


En alguna de sus obras utilizó el seudónimo «E.P. Garduño», destacando la obra escrita en 1925, La utopía de América. La prestigiosa Universidad Nacional lleva su nombre, así como la Biblioteca Nacional de República Dominicana.



De amor

¡Campanita de marfil!
¡campana, linda campana!
lo que yo te dije ayer,
eso ... lo veras mañana.
Yo no le canto a la rosa,
ni le canto a la azucena:
sólo a tí, mi prenda buena
porque eres fina y hermosa.
Para mí eres la preciosa
reina del prado en abril,
te canto décimas mil
porque soy tu enamorado,
¡tú eres la reina del prado,
campanita de marfil!
para mí no existen flores
por mas que puedad lucir:
solo a ti debo rendir
honores y más honores.
La reina de los primores
no ha sido la mejorana:
ere tú, bella y lozana,
hecha de gracia tan fina.
¡sigue conmigo, divina!...
Campana, linda campana!
la promesa de mi amor
puedes afirmar que es tuya;
porque no habra quién destruya
mi juramento de honor.
Le pido a nuestro Señor
que en su infinito poder
quiera el limite poner
de mi, prenda soberana
si no te cumplo mañana
lo que yo te dije ayer.
Juro a Dios que te quería,
que te quiero y te querré;
porque tú, campana mía,
linda flor de Alejandría,
eres la flor más galana,
eres la flor soberana
que hizo Dios en un capricho;
y todo lo que te he dicho,
eso ... lo vera mañana.



Juan Bosch

Juan Emilio Bosch Gaviño (La Vega, 30 de junio de 1909 – Santo Domingo, 1 de noviembre de 2001), más conocido como Juan Bosch, fue un cuentista, ensayista, novelista, narrador, historiador, educador y político dominicano. Bosch fue electo presidente de la República Dominicana en 1962, cargo que asumió por un breve período en 1963. Su gobierno fue derrocado por un golpe de estado casi siete meses después de asumir la presidencia. No obstante, al día de hoy, se le recuerda como uno de los políticos más honestos de la democracia Dominicana123 y está considerado como uno de los escritores más preclaros de Latinoamérica, en especial en el género del cuento.

Fue un líder de la oposición dominicana en el exilio contra el régimen de Rafael Trujillo durante más de 26 años. Además, fue el fundador de dos de los principales partidos políticos dominicanos: el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en 1939 y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en 1973.


“Luis pie”

A eso de las siete la fiebre aturdía al haitiano Luis Pie. Además de que sentía la pierna endurecida, golpes internos le sacudían la ingle. Medio ciego por el dolor de cabeza y la debilidad, Luis Pie se sentó en el suelo, sobre las secas hojas de la caña, rayó un fósforo y trató de ver la herida. Allí estaba, en el dedo grueso de su pie derecho. Se trataba de una herida que no alcanzaba la pulgada, pero estaba llena de lodo. Se había cortado el dedo la tarde anterior, al pisar un pedazo de hierro viejo mientras tumbaba caña en la colonia Josefita.

Un golpe de aire apagó el fósforo, y el haitiano encendió otro. Quería estar seguro de que el mal le había entrado por la herida y no que se debía a obra de algún desconocido que deseaba hacerle daño. Escudriñó la pequeña cortada, con sus ojos cargados por la fiebre, y no supo qué responderse; después quiso levantarse y andar, pero el dolor había aumentado a tal grado que no podía mover la pierna….



Marcio Veloz Maggiolo

Marcio Veloz Maggiolo (13 de agosto de 1936, Ciudad Trujillo, hoy Santo Domingo–) pasó su infancia y adolescencia en Santo Domingo, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Se recibió de bachiller en 1957 y en 1962 obtuvo una licenciatura en Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. En 1970, recibió un doctorado en Historia de América de la Universidad Complutense de Madrid. También realizó estudios de periodismo en Ecuador.

Ha desempeñado los cargos de director del Departamento de Antropología e Historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Sub-secretario de Estado de Cultura, director de investigaciones en el Museo del Hombre Dominicano, de Santo Domingo y del Museo de las Casas Reales. Ha sido embajador de la República en México, Perú y Roma.

Ha recibido diferentes premios como el Premio Nacional de Poesía en 1961 y Premio Nacional de Novela en 1962, 1981 y 1992. También en 1981 recibió el Premio Nacional de Cuento.



Detras de las sombras

Por debajo de las alfombras
había reflejos; trozos de soledad que se hicieron libélula
y proyectaron sombras infinitas.

El hombre, animado en su duda, fue mirando con pena
debajo de cada estandarte; emergían los contornos del mundo
y podía verse el triunfo de la muerte
sometida, cuajada de lujurias,
porque de sombra en sombra separada
el cuerpo, único, exhausto, apenas se movía.

Una sombra sin cuerpo; un latido metálico en la noche.
Sombreros que se mueven en el aire.
sin cabeza posible.
Esqueleto innombrable de todo lo invisible.
Se preguntan moléculas de duda, átomos de desidia
si un día seremos libres y tendremos la sombra para nosotros.


Responder esta duda sería algo así como
hacer revoluciones, levantar barricadas,
distorsionar el viento.(Oigan la historia: con su gran fusil vino el rubio invasor
y se paseó de camino en camino, apresando las sombras;
antes había ya ocurrido) y realmente cascadas de tortugas
caminaban, caían, mientras
del lomo duro del Cara caracol
emergían otros seres;
estamos en la noche de todo,
cuando la sombra era pura y el aborigen era el dueño de
su sombra.

(Era la época en que la mar surgía desde una calabaza,
ahogando las penumbras)
Y estábamos en junio: los catastros paralizados,
las estadísticas agonizantes; los cómputos podridos,
los cables de prensa podridos también
insultando la sombra de los pueblos
cansados de miseria.

Y se levantó la primavera con sus amas
transidas… (Entonces el señor de polainas dijo: matad
a tantos  cerdos…)
Y así fue: los hediondos soldados de hojalata
(comiéndose su iguana todavía y pensando en los muslos
y los vellos negros de las doncellas que danzaban)
blandieron su tizona eyaculando a la vez que matando.







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