viernes, 9 de abril de 2021

MORERA. Morus alba

MORERA

Morus alba

“El nombre vulgar procede del nombre genérico “Morus”, vocablo latino que se deriva del griego “morea” y éste a su vez del céltico “mor”, negro, haciendo referencia al color del fruto de algunas especies. Precisamente, la denominación específica “alba”, blanco, indica el color del fruto de la morera.”

Árbol que puede alcanzar de 15 a 18 m. de altura. Posee un tronco recto o a veces encorvado, con una corteza de tonalidad cenicienta en las primeras edades que se agrieta longitudinalmente y se oscurece en ejemplares añoso. Copa amplia, con ramas principales muy alargadas.

Las hojas son caducas, simples, alternas, miden de 3 a 22 cm de largo y algo menos de ancho, y son muy variables en su forma: ovales, redondeadas o lobuladas, con dos o más lóbulos, pero siempre dentadas en su margen y con rabillos largos y algo pelosos en los que a veces se observa látex al ser tronchados. Son finas, generalmente terminadas en punta, acorazonadas en su base y por lo común lampiñas, de haz brillante y con el envés que puede tener algunos pelos entre los nervios.

Las flores de las moreras son pequeñas, unisexuales, agrupadas en una especie de espigas muy densas, alargafas u ovoides. Cuando maduran, los ejes de las espigas y la envuelta de las flores femeninas se vuelven carnosas, integrándose en su interior numerosos granitos que son los verdaderos frutos. Al conjunto de la infrutescencia se denomina mora. Son blancas o blanco-rosadas, si bien en ocasiones es rojo o negro.

En los últimos años han desaparecido varias como consecuencia del proceso urbanizador seguido. Aún pueden observarse algunos ejemplares en la calle Alberdi y en el parque de Agustín Rodríguez Sahagún.[1]











[1] LÓPEZ LILLO, Antonio: Árboles de Madrid. Coedición Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid y Ediciones Mundi-Prensa, Madrid, 2000, págs. 146-147; WIKIPEDIA: Morus alba [online]


 

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