Inauguración exposición 'Salvemos la morera' en la Casa Vecinal - D. E. Brisset, 23 Feb'22
LA MORERA DE TETUÁN, SÍMBOLO DE RESISTENCIA
Demetrio E. Brisset
En ocasiones, una lucha social puede representarse con una imagen simbólica. Este es el caso de la centenaria morera que los vecinos desalojados por la especulación urbana en el madrileño barrio de Tetuán tratan de salvar como su memoria viva.
Este 3 de marzo, la
Junta Municipal del Distrito de Tetuán ha concedido la protección especial
demandada por el movimiento vecinal a una humilde morera, único superviviente
de los almendros, higueras, fresnos y olivos con los que convivía antes que las
excavadoras arrasaran con las casitas
con jardín y los huertos que poblaban el ameno entorno. Al no pertenecer a
ninguna de las parcelas expropiadas, y gracias al cuidado que le aportaron los
vecinos, pudo resistir en pie, como un castizo “roble de Gernika”. Ahora la
rodean unas torres de lujo producto de una operación financiera que ha supuesto
una “jugosa plusvalía” (vulgarmente pelotazo) para la empresa ACS de
Florentino Pérez. Los allí residentes, expropiados de su hábitat pueblerino por
supuestas razones de bien común, tras una veintena de años de lucha por sus
derechos, en vez de los equipamientos sociales prometidos lo que hoy contemplan
casi terminado es el complejo Skylane,
dos torres de 100 metros de altura cada una y 25 plantas con 303 viviendas de
lujo, publicitados como “nuevo concepto residencial que creará una nueva visión
de la capital. Por su estructura, formarán un pórtico de entrada a la ciudad,
icono de referencia de un modelo de barrio que…se convertirán en un mirador a
la periferia y en el balcón del cielo de Madrid”. Esta compleja historia
repleta de engaños y movilizaciones merece ser repasada.
Los orígenes del distrito se remontan a 1860, cuando
el victorioso ejército de la Guerra de África acampaba al norte de Madrid,
mientras preparaba su entrada triunfal en la capital, que nunca sucedió.
Alrededor del campamento se fueron instalando comerciantes creándose el barrio
conocido como Tetuán de las Victorias, de mayoría obrera y
reivindicativa que en la República fueron un baluarte antifascista. Su parte
oeste, Valdeacederas (26.000 habitantes) se extendía con caseríos bajos con
muchas moreras (cuyas hojas recogían los niños para alimentar sus gusanos de
seda) hasta la elevada cornisa que constituye una de las zonas más altas de
Madrid, dominando un amplio territorio hasta la Sierra de Guadarrama; un enclave
semejante al del Palacio Real. En 1929 se planea atravesarlo con una especie de
Paseo de la Castellana, sin llevarlo a cabo. Era un barrio degradado, receptor
de inmigrantes y con tejido pueblerino, pero de enorme valor geográfico. No será extraño que a finales
del siglo XX, cuando apenas quedaban solares libres dentro del perímetro de la
M-30, los constructores se fijaran en él.
El Ayuntamiento cedió a la Comunidad la gestión de
la Cornisa de Tetuán, y su Plan General de Ordenación Urbana de Madrid
de 1997 incluía la expropiación forzosa a 900 familias de una superficie de
197.000 m2 supuestamente por el Bien Común, para edificar viviendas sociales.
Ante la incertidumbre de estar expropiados pero sin que se ejecutara, unido al
deterioro de la zona pues el ayuntamiento no llevaba a cabo las tareas de
mantenimiento y limpieza a la espera de la ejecución urbanística, en 2001 se
constituyó la Asociación
de Afectados. En 2003, la Comunidad de Madrid
(presidida por Ruiz Gallardón, PP) renuncia a sus derechos urbanísticos y los transfiere
al Ayuntamiento de Madrid (al que está llegando como alcalde el mismo Ruiz
Gallardón) quien en 2006 convoca un concurso para desarrollar el Plan de Ordenación
correspondiente a la zona.
Entonces llegó el cataclismo al barrio. El concurso fue ganado por la constructora Dragados S.A. (del grupo empresarial ACS), encargándose por 176 millones de euros de expropiar, realojar y urbanizar antes de 6 años una superficie de 166.000 m2 (dedicando el 21% a zonas verdes) además de disponer del 33% del terreno para edificar. En mayo de 2008 la Junta de Gobierno del Ayuntamiento aprobó el Proyecto de urbanización del Paseo de la Dirección y su entorno, en el distrito de Tetuán. La justificación era que la zona tenía importantes deficiencias en su red viaria, escasez de equipamientos y espacios públicos y un alto porcentaje de infraviviendas. Se valoraban las casas a expropiar en 868 euros el m2, reduciendo el coste para Dragados en 32 millones de euros. Muchos afectados recurrieron la valoración, ya que lo recibido por sus casas estaba muy por debajo del precio de los pisos de realojo que se les ofrecían, pasando años antes que el Supremo diera la razón a los pocos que mantenían el litigio (estimando les correspondían 2700 euros por m2).
Al estallar la burbuja inmobiliaria, en 2011 Dragados
paraliza las obras al menguar los supuestos beneficios, y el barrio queda en
lamentable estado, medio devastado (como denuncia la Plataforma
SOS Paseo de la Dirección). En 2014, justo antes de las
elecciones, la alcaldesa Ana Botella (PP) encarga a Touza Arquitectos la
reforma del Plan, compensando a Dragados con mucha más edificabilidad,
separando al barrio del parque y eliminando las vistas; cuando lo normal
hubiera sido liquidar la concesión y convocar un nuevo concurso, como exponen
varias asociaciones vecinales en sus alegaciones,
pidiendo además limitar en un 50% la edificabilidad lucrativa. También critican
que las zonas verdes previstas “son en muchas partes terraplenes sin vistas ni
aceptables condiciones de uso” Una auditoría
revelaría años más tarde irregularidades en el proceso, denunciadas por las
asociaciones de vecinos manifestándose ante las diferentes autoridades..
A fines de 2016 el nuevo consistorio dirigido por
Manuela Carmena (Ahora Madrid) liquida el incumplido contrato con Dragados, indemnizándole
con 130 millones de euros en los que se valoran 88.000 m2 de las mejores parcelas,
una mitad para construir pisos de venta libre y la otra de protección oficial,
a cambio de terminar la red viaria y el segundo edificio para realojados (unas 300
familias, de las que aún quedan 3 en sus casas). El precio parecía muy por
debajo del mercado, como pronto se demostraría.
El verano de 2018 la Junta de Gobierno del
Ayuntamiento de Madrid presenta una 3ª Modificación del Plan Parcial, a la que
el movimiento vecinal alega que “no debiera autorizarse la construcción de
vivienda en tanto no se inicien los equipamientos”, planteando mejoras en el
viario y la movilidad y proponen
más dotaciones públicas: “polideportivo, escuela infantil, centro de mayores,
biblioteca; ambulatorio/urgencias, colegio o equipamiento educativo que pueda
convertirse en un espacio de referencia para el barrio y escuela de
jardinería”. De modo complementario, se libran 12 millones de euros para
compensar a los realojados por la diferencia de precio con los pisos nuevos.
A los pocos meses, “El mercado inmobiliario bate un
nuevo récord en Madrid: el fondo hispano-suizo Stoneweg ha comprado a Dragados
un suelo residencial por 130 millones de euros … donde se levantarán dos torres
de viviendas de lujo que se venderán a 6.000 euros el m2” (Idealista/news,
13 dic. 2018), tratándose de dos de las parcelas que suman 45.000 m2. Y el proyecto
sería construido por el mismo Dragados, en la operación calificada por este
medio como la “más cara de la historia de la capital”. Stoneweg (con sede en
Ginebra, que inició su cartera de inversión mediante la compra de inmuebles
procedentes de la banca mala -Sareb-) aceleró la construcción de su
complejo Skyline,
diseñado por los mismos Touza del Plan Parcial, que se finalizará en este 2022,
publicitado como ubicado “en una zona con un brillante futuro inmediato”, vendiendo
pisos con dos dormitorios desde 462.000 € (93 m2, 1ª pl.) a 838.000 € (146 m2,
pl. 22), alcanzando 1.200.000 € (124 m2 con terraza de 26 m2, pl. 24) (El
Idealista, 28 feb 2022).
En cuanto a los restantes parcelas cedidas, Dragados
se las vendió
a la aseguradora AXA al parecer por más de 44 millones de euros, y tras
intentar modificar
su uso para oficinas de lujo sin conseguirlo, ahora se están cimentando las dos
torres de 25 pisos que Tecu Investmens (filial de un grupo financiero con sede
en Luxemburgo) dedicará a 539 viviendas PPL, las de más alto valor de
las públicas.
En resumen, como dice en su blog
el arquitecto Luis Romero, último presidente de la Asociación de Afectados: “Se
ha sacrificado una posible operación de regeneración urbana en una cornisa
privilegiada de Madrid, para favorecer los intereses económicos y especuladores
de un agente privado, totalmente contrarios a las necesidades del barrio:
vivienda pública, dotaciones, conservación del medio ambiente y el entorno
verde, protección del patrimonio” denunciando “viales sobredimensionados, una
edificabilidad excesiva, y una transferencia de suelo de los pequeños
propietarios al concesionario, recompensando esta transferencia con unas
expropiaciones pagadas a precios irrisorios. El resultado ha sido un paisaje
degradado, desarbolado, convertido en un campo de batalla, producto de la
especulación de un operador privado y de la desidia municipal”. No es el único
caso, pero sí uno de los más sangrantes. Y que salvo en la sección local de
elDiario.es, apenas ha sido reflejada por los medios de comunicación.
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