lunes, 15 de julio de 2019

Libra y el sueño (cumplido) de Hayek


Libra y el sueño (cumplido) de Hayek

La criptomoneda de Facebook puede abrir el camino a las divisas privadas

15 JULIO 2019

REUTERS

En un libro poco conocido, La desnacionalización del dinero, Friedrich Hayek, el padre del liberalismo económico más radical, defendió la libre competencia en la emisión de medios de pago.
"El principal fallo del mercado y la causa de las justificadas censuras que se le dirigen — atravesar periódicas épocas de depresión y desempleo— es una consecuencia de un antiquísimo monopolio del Estado: el de emisión de moneda. No me cabe la menor duda de que la empresa privada, si no se lo hubiera impedido el Estado, hace tiempo que habría ofrecido al público diversas monedas y aquellas que hubieran prevalecido en la competencia habrían sido esencialmente estables...", afirmó Hayek.
La idea no tuvo mucho éxito y hasta alguien nada sospechoso de defender la intervención del Estado como Milton Friedman se opuso a ella: "un marco monetario estable es un requisito previo y esencial para que funcione una economía de mercado. Es dudoso que el mercado pueda por sí mismo proporcionar este marco".
Pero lo que parecía una utopía irrealizable en el momento en que la formuló Hayek se ha convertido en los últimos meses en algo posible. La última prueba ha sido el lanzamiento por parte de Facebook y otros gigantes empresariales de Libra que estará en el mercado el año que viene.
Libra no sería una criptomoneda más, sus diferencias con el bitcoin y otras son notables y supone un salto cualitativo muy importante. El número de transacciones a las que aspira no sería residual como en el caso del bitcoin, su origen y la organización de su gobierno sería "transparente", contaría con un fondo de reservas de activos que garantizaría su valor...Estas características convertirían a Libra en una divisa en el mismo sentido que lo son el dólar o el euro. De hecho, los promotores han manifestado que competiría con ellas y su valor oscilaría con referencia a ellas.
Está claro que Libra no pretende ser un actor más en la competencia financiera a pesar de que en su presentación hace énfasis en la necesidad de prestar servicios a los 1.500 millones de personas que actualmente no tienen acceso a los bancarios.
A pesar de ello, se podría decir que muchas instituciones y personas que se han pronunciado hasta ahora la contemplan simplemente como un competidor más de los bancos y todas han insistido en la necesidad de que Libra actúe dentro del marco regulatorio.Estas críticas podrían ser cínicas porque es obvio que saben que Libra no va a ser un banco más. Omiten que actualmente hay otros proyectos sustentados por grandes bancos mundiales que pretenden hacer lo mismo: crear una divisa privada, emitir dinero. Realizar el sueño de Hayek.
El debate sobre el tema, crear un divisa privada, está sobre la mesa desde que los bancos se dieron cuenta que el bitcoin era una gran oportunidad que se les había escapado. Pero este debate ha sido poco o nada explicito y ha versado sobre cuestiones colaterales que, al final, están destinadas a preparar a la ciudadanía para que acepte la pérdida del monopolio del Estado en la emisión de moneda.
Conviene leer desde esta perspectiva el debate sobre la desaparición de dinero físico. Su defensor más conspicuo ha sido Kenneth Rogoff que en 2016 publicó La maldición del efectivo, un libro en el que aportaba una serie de buenas razones para que el dinero físico sea sustituido por dinero virtual.
Aunque algún miembro del Comité Ejecutivo del BCE se opuso a la idea no lo hizo tanto por motivos de principio como de oportunidad: los europeos estamos muy apegados al dinero físico.
Por su parte el FMI ha defendido la desaparición del dinero físico como una forma de vivir con tipos negativos. Si el banco central tiene como referencia tipos de interés negativos, en una sociedad en la que el efectivo hubiese desaparecido sería muy fácil trasladárselos a los ciudadanos mediante el cobro de intereses por sus depósitos. Nadie se escaparía porque todos tendríamos el dinero en apuntes contables.
Pero más allá de sus bondades, reales o no, no cabe duda que la desaparición del dinero físico allanaría el camino a las divisas privadas. Desde este punto de vista Libra no es más que la vanguardia y muchas de las críticas que estos días estamos oyendo nos están diciendo entre dientes "se han adelantado".
Es cierto que cuesta admitir que una divisa privada le haga la competencia al dólar o al euro, que EE UU pierda a manos de empresas el "privilegio exorbitante" que le otorga el que el dólar sea la principal divisa internacional, lo que constituye un enorme crédito que le concede el resto del mudo sin ninguna contrapartida. Pero puede haber hueco para otras divisas que llegarían allí donde el dólar o el euro no llegan. En todo caso es algo que habrá que debatir, cómo se abrirán paso las divisas privadas.
Si lo anterior se consuma, nos encontraríamos ante un cambio transcendental en el mundo de la economía. El Estado perdería uno de sus atributos exclusivos esenciales y la nueva emisión de divisas privadas sería global y descontrolada ¿Qué autoridad monetaria tendría esa dimensión global?
Es difícil imaginar un mundo en el que la emisión de divisas la hagan empresas privadas, pero del poder que adquirirían nos dan una idea las inmensas prerrogativas de los bancos centrales puestas de manifiesto durante la crisis.
Juan B. Plaza es analista de Economía.

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